Efectivamente Fonso, pensé que eran las cenizas de los abuelos.
Era una casa vieja, que al preguntar en la pensión de al lado si tenían algo económico para dormir me la ofrecieron, avisándome que no funcionaba la caldera para el agua caliente.
Entre que era una casa vieja, y que era el único huésped, el baúl de las cenizas me imponía cierto respeto, hasta que mirando por el otro lado de la pared descubrí que en realidad era una especie de estufa.