).Primero hemos ido hacia el Tibidabo para enganchar el viaducto, que hemos bajado sin problemas y para celebrarlo hemos hecho minimantel y nos hemos quedado en el último tramo (como los yayus que miran las obras) a ver como los endureros iban bajando con mayor o menor fortuna. Hasta Jedai ha estado asesorando a alguno diciéndole que opciones tenía para bajar.
Luego nos hemos subido de nuevo para bajar por los pitufos, que al ya haberlo recorrido otras veces nos ha permitido ir un poco menos ’alerta’ y más ligeros.
De la salida de los pitufos hemos bajado hasta Can Coll donde hemos coincidido con la salida de Manu, que iban a hacer la cervezita.
Hemos subido de nuevo por pista hacia Sant Cugat para hacer algo que no puede ser llamado ni trialera: piedras, cortes, escalones, regueros… vamos, que se tenía que tirar para adelante porque frenar hubiera sido peor. Brutal.
Cruzamos de nuevo Collserola hacia arriba para enganchar la Jabalina y la de Caçadors, que tampoco conocíamos.
Llegamos de nuevo a Can Coll donde reponemos agua y decidimos que ya queremos cervecita, así que salimos por Cerdanyola (no sin antes visitar el tobogán) y nos vamos al bar a comer, donde casualmente encontramos a Calimero que ya estaba en modo ‘relax’.
Creo que ha resultado una ruta divertida que, al no conocer parte de los tramos, te exigía una atención extra para escoger dónde metes la rueda sin liarla parda, jajajaja
Lo mejor la compañía,
