ZARAGOZA-CALAF ENSAYO POWERADE
Publicado: Lun Abr 24, 2017 11:29 pm
Pedazo de aventura. Así definiría esta salida que nos marcamos mi amigo Sergi Villalba y un servidor de ustedes.
La cosa empezó en Barcelona, a eso de las 19 h, cuando nos encontramos en Rumble Bikes para coger las cajas en las que nos habían metido las bicis para poder transportarlas en el AVE. Como íbamos justos de tiempo, nos llevaron en la furgo a Sants (detallazo). Esperábamos poder tener algún problema para acceder, pero no fue así, hasta el último control; allí nos dicen que esperemos, y se presenta el supervisor, un tipo que nos anuncia que no podemos pasar esos bultos, a pesar de que se adecuaban a las medidas que nos había dicho Renfe, y a lo que pone en su web. Aun así, el señor nos pone mil trabas, para acabar diciendo que él también es ciclista, y nos hará un favor metiéndonos las bicis en el compartimento portaequipajes (manda cojones, no sé dónde creía que las íbamos a meter); Vaya, que el tío se hacía el superjefe, y, mordiéndome la lengua, le agradezco infinitamente su enorme diligencia y profesionalidad. Las bicis y los ciclistas estaban en el tren. Eso sí, vestidos de romanos, que nos miraba todo el mundo.
A las 21.45 llegamos a Zaragoza Delicias, y montamos las bicis, salvando algún problemilla y haciendo amistad con un grupo de taxistas locales, tamhién aficionados a este nuestro amado deporte. Con todo, la ruta empezó en dirección a Zuera (30 Kms de "prólogo"), a las 23.30 pasadas. El tramo es más bien llano, siguiendo el curso del río Gállego por caminos, a veces asfaltados a veces de tierra apisonada, muy buenos para rodar, y la temperatura era fresca pero más que correcta...antesala al infierno. Llegamos a Zuera según lo previsto, parada técnica, y a las 00.56 nos ponemos en marcha en lo que es la primera de las etapas Powerade (la quinta en la carrera), que nos ha de llevar hasta Sariñena.
Al salir, la temperatura había bajado considerablemente, pero nada hacía presagiar el intensísimo frío que nos iba a dar caza. La etapa no tiene una gran dificultad: una subida larga y pausada, y una bajada hasta Sariñena, pero la épica la puso el viento y el frío. Pocas veces he pasado tanto (mis recuerdos a Klein), lo que nos obligó a parar más veces de las deseadas, y a tirar de todo lo que llevábamos encima para paliar esa sensación tan desagradable de estar helándote literalmente. Ni siquiera hablábamos. Fue muy muy duro, hasta para un supermachote como yo. Aún así, nos las apañamos como pudimos para llegar con una muy buena media a Sariñena, hacia las 5.50 de la mañana, justo en el momento en el que un ángel del cielo enviado por DiosNuestroSeñor (no, Messi, no) abría su bar para ofrecernos dos cafés con leche muy muy calientes y luego dos cafés más. No tenía intención de parar demasiado en este pueblo, pero las circunstancias mandan y acabamos perdiendo 41 min.
Con los primeros rayos de sol, nos dirigimos hacia Balaguer. Es una etapa muy larga, de 120 Kms y 1.000 de desnivel, que comienza con un rampote de escándalo, pero se vuelve muy rodadora, con pistas en muy buen estado, por lo menos hasta cruzar el río Cinca, a la altura de Alcolea de Cinca. Luego la cosa empeora un poco, pero aún así se rueda bien.La temperatura es buena, y nos vamos despojando de la ropa. A pesar de que estamos cruzando los Monegros, el paisaje se vuelve verde a ratos, y hay bastantes lagunas. Sorprende un poco, dada la imagen ultraseca que tenemos de esos parajes.Tras cruzar la futura frontera a la altura de Almacelles (es broma), nos adentramos en territorio catalán. Ya nos entienden al hablar, pero nos miran igual de raro cuando les decimos de dónde venimos...Campos y más campos después, nos plantamos en Balaguer. Tras 242 Kms y 14 horas de bici, paramos otros 45 min para comer algo. Rehacemos los cálculos iniciales, y nos damos cuenta de que llegaremos a casa muy de madrugada, sobre las 3.30h, y al dia siguiente es Sant Jordi; la cosa se puede poner muy fea con las respectivas, por lo que tras barajar varias opciones, acordamos llegar a Calaf y allí bajar a Igualada a por los FGC, para llegar a una hora prudente a casa. Ahora hace mucho calor, y pasamos al uniforme de verano.
Por delante nos queda posiblemente la etapa más dura de las que afrontaremos: De Balaguer a Calaf es prácticamente todo subida (87 KMs y 1400d+), y las pistas no son demasiado buenas en algunos tramos. Sin embargo, el ritmo sigue siendo más que bueno, a pesar de que paramos repetidas veces (empiezo a pensar que esto es inevitable en este ensayo, y quizás también en la carrera). Seguimos la Serra de Bellmunt, y nos plantamos en Agramunt en menos de dos horas, para seguir subiendo hacia un pueblo llamado Florejacs, donde paramos de nuevo a por agua y comemos algo que nos permita bajar la únicas "trialerillas" que nos encontraremos en el camino. Luego, rodar y rodar, pero esta vez para arriba, hasta Guissona primero, y luego hacia Sant Ramon y Pujalt. Buen tramo de asfalto que agradecen nuestras piernas y todavía más nuestras posaderas, y bajada larga, antes de encarar el último tramo a Calaf, de nuevo hacia arriba y por pistas malas de verdad. Fin del ensayo. Hemos llegado a Calaf en 6:14, y acumulamos más de 320 Kms en las patas. Las sensaciones han sido buenísimas, aunque somos conscientes de que nos queda mucho hasta los 710 de la Powerade; vamos muy bien de piernas (vale, Sergi más que yo), pero nos duele el culo considerablemente; debemos trabajar para solucionar ese tema, aunque me temo que tiene mucho que ver con la rigidez de las bicis.
Queda bajar hacia Igualada. Pregunto en el bar de la plaza de Calaf, y un muy amigable señor nos indica que el mejor camino es por Les Maioles, "todo bajada"; su compinche le indica que hay una buena subida, pero él hace caso omiso y lo pinta como un repechón. Grandísimo hijo de la reputa. 8 Kms de subida constante que hacen agotar nuestras reservas morales y nos obligan a volver a montar las luces. Al final, llegamos a Igualada justo a tiempo de perder el tren, y nos toca esperar una hora hasta el próximo, que nos va a llevar a Pza Espanya en Barcelona, desde donde cogemos el metro para llegar a Sant Andreu de Palomar poco después de la una...contentos por haber vivido la aventura, pero un poco cansados, lo confieso.
La cosa empezó en Barcelona, a eso de las 19 h, cuando nos encontramos en Rumble Bikes para coger las cajas en las que nos habían metido las bicis para poder transportarlas en el AVE. Como íbamos justos de tiempo, nos llevaron en la furgo a Sants (detallazo). Esperábamos poder tener algún problema para acceder, pero no fue así, hasta el último control; allí nos dicen que esperemos, y se presenta el supervisor, un tipo que nos anuncia que no podemos pasar esos bultos, a pesar de que se adecuaban a las medidas que nos había dicho Renfe, y a lo que pone en su web. Aun así, el señor nos pone mil trabas, para acabar diciendo que él también es ciclista, y nos hará un favor metiéndonos las bicis en el compartimento portaequipajes (manda cojones, no sé dónde creía que las íbamos a meter); Vaya, que el tío se hacía el superjefe, y, mordiéndome la lengua, le agradezco infinitamente su enorme diligencia y profesionalidad. Las bicis y los ciclistas estaban en el tren. Eso sí, vestidos de romanos, que nos miraba todo el mundo.
A las 21.45 llegamos a Zaragoza Delicias, y montamos las bicis, salvando algún problemilla y haciendo amistad con un grupo de taxistas locales, tamhién aficionados a este nuestro amado deporte. Con todo, la ruta empezó en dirección a Zuera (30 Kms de "prólogo"), a las 23.30 pasadas. El tramo es más bien llano, siguiendo el curso del río Gállego por caminos, a veces asfaltados a veces de tierra apisonada, muy buenos para rodar, y la temperatura era fresca pero más que correcta...antesala al infierno. Llegamos a Zuera según lo previsto, parada técnica, y a las 00.56 nos ponemos en marcha en lo que es la primera de las etapas Powerade (la quinta en la carrera), que nos ha de llevar hasta Sariñena.
Al salir, la temperatura había bajado considerablemente, pero nada hacía presagiar el intensísimo frío que nos iba a dar caza. La etapa no tiene una gran dificultad: una subida larga y pausada, y una bajada hasta Sariñena, pero la épica la puso el viento y el frío. Pocas veces he pasado tanto (mis recuerdos a Klein), lo que nos obligó a parar más veces de las deseadas, y a tirar de todo lo que llevábamos encima para paliar esa sensación tan desagradable de estar helándote literalmente. Ni siquiera hablábamos. Fue muy muy duro, hasta para un supermachote como yo. Aún así, nos las apañamos como pudimos para llegar con una muy buena media a Sariñena, hacia las 5.50 de la mañana, justo en el momento en el que un ángel del cielo enviado por DiosNuestroSeñor (no, Messi, no) abría su bar para ofrecernos dos cafés con leche muy muy calientes y luego dos cafés más. No tenía intención de parar demasiado en este pueblo, pero las circunstancias mandan y acabamos perdiendo 41 min.
Con los primeros rayos de sol, nos dirigimos hacia Balaguer. Es una etapa muy larga, de 120 Kms y 1.000 de desnivel, que comienza con un rampote de escándalo, pero se vuelve muy rodadora, con pistas en muy buen estado, por lo menos hasta cruzar el río Cinca, a la altura de Alcolea de Cinca. Luego la cosa empeora un poco, pero aún así se rueda bien.La temperatura es buena, y nos vamos despojando de la ropa. A pesar de que estamos cruzando los Monegros, el paisaje se vuelve verde a ratos, y hay bastantes lagunas. Sorprende un poco, dada la imagen ultraseca que tenemos de esos parajes.Tras cruzar la futura frontera a la altura de Almacelles (es broma), nos adentramos en territorio catalán. Ya nos entienden al hablar, pero nos miran igual de raro cuando les decimos de dónde venimos...Campos y más campos después, nos plantamos en Balaguer. Tras 242 Kms y 14 horas de bici, paramos otros 45 min para comer algo. Rehacemos los cálculos iniciales, y nos damos cuenta de que llegaremos a casa muy de madrugada, sobre las 3.30h, y al dia siguiente es Sant Jordi; la cosa se puede poner muy fea con las respectivas, por lo que tras barajar varias opciones, acordamos llegar a Calaf y allí bajar a Igualada a por los FGC, para llegar a una hora prudente a casa. Ahora hace mucho calor, y pasamos al uniforme de verano.
Por delante nos queda posiblemente la etapa más dura de las que afrontaremos: De Balaguer a Calaf es prácticamente todo subida (87 KMs y 1400d+), y las pistas no son demasiado buenas en algunos tramos. Sin embargo, el ritmo sigue siendo más que bueno, a pesar de que paramos repetidas veces (empiezo a pensar que esto es inevitable en este ensayo, y quizás también en la carrera). Seguimos la Serra de Bellmunt, y nos plantamos en Agramunt en menos de dos horas, para seguir subiendo hacia un pueblo llamado Florejacs, donde paramos de nuevo a por agua y comemos algo que nos permita bajar la únicas "trialerillas" que nos encontraremos en el camino. Luego, rodar y rodar, pero esta vez para arriba, hasta Guissona primero, y luego hacia Sant Ramon y Pujalt. Buen tramo de asfalto que agradecen nuestras piernas y todavía más nuestras posaderas, y bajada larga, antes de encarar el último tramo a Calaf, de nuevo hacia arriba y por pistas malas de verdad. Fin del ensayo. Hemos llegado a Calaf en 6:14, y acumulamos más de 320 Kms en las patas. Las sensaciones han sido buenísimas, aunque somos conscientes de que nos queda mucho hasta los 710 de la Powerade; vamos muy bien de piernas (vale, Sergi más que yo), pero nos duele el culo considerablemente; debemos trabajar para solucionar ese tema, aunque me temo que tiene mucho que ver con la rigidez de las bicis.
Queda bajar hacia Igualada. Pregunto en el bar de la plaza de Calaf, y un muy amigable señor nos indica que el mejor camino es por Les Maioles, "todo bajada"; su compinche le indica que hay una buena subida, pero él hace caso omiso y lo pinta como un repechón. Grandísimo hijo de la reputa. 8 Kms de subida constante que hacen agotar nuestras reservas morales y nos obligan a volver a montar las luces. Al final, llegamos a Igualada justo a tiempo de perder el tren, y nos toca esperar una hora hasta el próximo, que nos va a llevar a Pza Espanya en Barcelona, desde donde cogemos el metro para llegar a Sant Andreu de Palomar poco después de la una...contentos por haber vivido la aventura, pero un poco cansados, lo confieso.